Nadie va a sacarte nunca de donde estás,
a nadie le importa saber cual es tu verdad,
podes quemar tu cabeza en el dolor o el placer,
que al final es lo mismo cuando no podes volver.
Los cerdos no aprenden solo van a especular,
con millones de pibes,"No futuro" real
miraban para otro lado, se caía el camisón
y ahora vienen por el agua, hello!
Hoy es hoy,
nena es hoy
como si estuviéramos en Guerra.
Así que si tenés cerebro y fuerza de voluntad
y tenés un sueño y ganas de pelear,
tu mente es tu arma, no la desactives,
no le hagas el juego fácil a los que quieren tu piel.

Vos que podes hacerlo yo te llamo a la acción,
un soldado que lucha con la imaginación.
Que la fisura sea, cuando hay que fisurar
pero el tiempo se acaba y no queda mas que hablar.
Hoy es hoy,
nena es hoy, como si estuviéramos en guerra.
Tu arma es tu mente, y tu voluntad.
Tu arma es tu mente, y tu voluntad.
Tu arma es tu mente, y tu voluntad.
Tu arma es tu mente, y tu voluntad.
Tu arma es tu mente.

Hoy es hoy,
nena es hoy, como si estuviéramos en guerra.


Así te recuerdo, en calma.
Tú piensas en palabras, para ti el lenguaje es un hilo inagotable que tejes como si la vida se hiciera al contarla. Yo pienso en imágenes congeladas en una fotografía. Sin embargo ésta no está impresa en una placa, parece dibujada a plumilla, es un recuerdo minucioso y perfecto, de volúmenes suaves y colores cálidos, renacentistas, como una intención captada sobre un papel granulado o una tela. Es un momento profético, es toda nuestra existencia, todo lo vivido y lo por vivir, todas las épocas simultáneas, sin principio ni fin. Desde cierta distancia yo miro ese dibujo, donde también estoy yo. Soy espectadora y protagonista. Estoy en la penumbra, velado por la bruma de un cortinaje traslúcido. Sé que soy yo, pero yo soy también esta que observa desde afuera. Conozco lo que siente la mujer pintada sobre esa cama revuelta, en una habitación de vigas oscuras y techos de catedral, donde la escena aparece como el fragmento de una ceremonia antigua. Estoy allí contigo y también aquí, sola, en otro tiempo de la conciencia.
Cada vez que pienso en ti, así te veo, así nos veo, detenidos para siempre en ese lienzo, invulnerables al deterioro de la mala memoria. Puedo recrearme largamente en ese escena, hasta sentir que entro en el espacio del cuadro y ya no soy la que observa, sino la mujer que yace junto a ese hombre. Entonces se rompe la simétrica quietud de la pintura y escucho nuestras voces muy cercanas.
-Cuéntame un cuento - te digo.
-¿Cómo lo quieres?
-Cuéntamen un cuento que no le hayas contado a nadie.