Bien, pequeña Amelie.Tus huesos no son de cristal.
Tú puedes con los golpes de la vida.
Si dejas que pase esta oportunidad,
entonces, tu corazón se hará tan seco y frágil como mi esqueleto.
Así que, ve por él, por Dios!






Amelie, se dirigió a la ventana a ver si él permanecia allí. Él ya no estaba. Corrio, desesperada a la puerta, pues debia buscarlo, y al abrir, lo encontró ahí, firme, sonriendo por dentro al haberla encontrado por fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario