He llegado a creer que habita en la mente humana, hasta en el lugar más recóndito de ella, una representación ideal, la suma de aquello que nos fascina. Entenderlo como utópico no me parece arriesgado y aún hoy sigo pensando que encontrar esto en la realidad es un sueño casi divino.
De todas maneras te veo. Estás ahí para mi reflexión y a la vez mi duda. Tus movimientos, lo que interpreto de vos, lo que me contás, lo que observo, en conjunto me genera un desorden, una turbulencia sobre el océano. Un flujo de energía que me deposita en un lugar fuera de mi galaxia. 
Como si del núcleo de la tierra, saliera despedida, a millones de años luz.

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